Gervasio Muñoz, referente del espacio, recibió a Política y Sociedad y conversó sobre los reclamos de los inquilinos, la responsabilidad del mercado inmobiliario y del Gobierno de la Ciudad y sobre el rol que debe cumplir el Frente de Inquilinos Nacional.
¿Qué balance haces de estos últimos años en materia de políticas para los inquilinos de la ciudad y del país?
En la ciudad no hubo políticas públicas que faciliten las condiciones de vida de los inquilinos. El macrismo, fiel a su estilo, dice una cosa y hace otra. Nos prometió el “Alquilar se puede” y dejó en manos del mercado inmobiliario todo el poder para que hagan con nosotros lo que quieran. Los inquilinos porteños somos víctimas del mercado inmobiliario y del Gobierno de la Ciudad. Vivimos en condiciones muy injustas y con el agravante de que no tenemos donde hacer denuncias y mucho menos quién nos defienda. La situación es alarmante: cada vez hay más inquilinos, los alquileres tienen aumentos que están por encima de cualquier índice de inflación, todas las inmobiliarias operan por fuera de la ley, los hoteles no tienen ningún tipo de control, hay conventillo que se incendian y se venden para hacer negocios millonarios, los alquileres en las villas son regenteados por un grupo minúsculo ligados a los punteros. En todas estas situaciones existen dos coincidencias, el poder enorme del mercado inmobiliario y la necesidad de un techo donde vivir para poder garantizar los derechos fundamentales como el trabajo, la educación y la salud.
En el país hubo un avance que fue el Pro.Cre.Ar, que les sirvió a algunas personas para comprar una vivienda, pero no fue para la mayoría de los inquilinos. Siempre digo lo mismo, nosotros queremos alquilar de forma justa primero. Queremos que el estado intervenga en el mercado inmobiliario.
¿Cómo crees que sigue ahora el panorama con el cambio de gobierno?
Mucho peor, el gobierno actual va a replicar lo que hizo en la ciudad de Buenos Aires, dejar que el mercado inmobiliario haga lo que se le antoje con nosotros sin importar las leyes que lo regulan. Es gravísimo que esta situación se traslade a nivel nacional, por eso es fundamental entender que las organizaciones que luchamos por el acceso a la vivienda en todo el país tenemos que acordar dos o tres objetivos y salir a pelearlos todos juntos. Sino no vamos a poder avanzar un centímetro, van a ser solo retrocesos.
¿Qué es lo que plantea la organización Inquilinos Agrupados?
Fundamentalmente una ley nacional del inquilino. Que comprenda a todos los inquilinos en sus diferentes condiciones. Necesitamos de forma urgente regular la actividad inmobiliaria y achicar un poco el concepto de la vivienda como mercancía. Tenemos que lograr que la correlación de fuerzas entre los inquilinos y el mercado inmobiliario sea más pequeña. Y por otro lado, planteamos fuertemente la unidad de las organizaciones y la unidad de los diferentes sectores que comprenden a los inquilinos. Somos parte de un Frente de Inquilinos Nacional que necesita ser alimentado, que necesita dar las discusiones necesarias y enfocarse en los puntos que tenemos en común y no en las diferencias porque cuando los dirigentes cuidan su quintita la historia o el mercado o la derecha los pasan por arriba.
¿Qué es el mercado inmobiliario? ¿Tiene nombres y apellidos? ¿O es una entelequia que no se sabe muy bien quien la maneja?
No, sabemos muy bien quienes son. Son Caputo, Elstain, los bancos, IRSA, la Cámara Inmobiliaria, la Cámara de la Construcción, el Colegio de Corredores Inmobiliarios, y por supuesto mucha dirigencia política de derecha y de izquierda, y los grandes dueños de la tierra, nacionales y extranjeros.
Suena un poco difícil ir contra tantos y tan poderosos
Es muy difícil por eso necesitamos pequeños objetivos e ir conquistando derechos de a poco, para mientras tanto darle volumen a las organizaciones que luchamos por el acceso, no solo a la vivienda, sino a la ciudad, a la salud, a la estabilidad económica. Es importante entender que el inquilino es aquel que debe mudarse permanentemente de barrio, y con ello a sus hijos de escuela, y quizá eso también afecta su participación en las problemáticas barriales. El inquilino es aquel que vive con el corazón en la garganta esperando que a la inmobiliaria o al dueño no se les ocurra subirle un 60% el alquiler o esperando que le renueven el contrato para no tener que mudarse otra vez. Pensemos que esto les pasa a madres solteras, jubilados, personas con discapacidad, estoy convencido que estar sometido a estas condiciones es muy injusto, por eso es urgente luchar para que deje de serlo.
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